Comunicación

Donald Trump, censurado en todas las redes sociales

9 Ene, 2021

Trump fue más allá de unas elecciones.

Persisten las discusiones sobre si Donald Trump fue censurado o no tras la suspensión permanente de sus cuentas en Twitter y Facebook. Sí lo fue, sin miramientos, aunque sorprende que muchos no tengan claro el contexto de por qué fue una decisión unilateral.

Los eventos del 6 de enero en el Capitolio fueron mucho más que una simple manifestación de apoyo a Trump: el asalto al edificio que provocó la suspensión de la sesión en la que se ratificarían los votos del Colegio Electoral, dejó un saldo de 5 muertos y una colección de fotos para la posteridad.

Consecuencia de los ánimos crispados en los que las teorías de conspiración tomaron forma, azuzados por el enojo y frustración de Donald Trump ante una derrota electoral, alentando a sus simpatizantes a ser fuertes y «luchar como en el infierno», o de lo contrario «ya no vas a tener país».

La última arenga de Donald Trump.

El discurso que dio el 6 de enero por la mañana fue la último (en redes). Expresó su desconfianza ante el vicepresidente Mike Pence, de quien esperaba que hiciera algo para detener la certificación de votos ese día, «por el bien de nuestra Constitución y el bien de nuestro país. Y si no es así, me decepcionaré mucho». 

Luego la arenga. «Vamos a caminar por la avenida Pensilvania al Capitolio. Vamos a intentar darles a nuestros republicanos, a los débiles, porque los fuertes no necesitan nuestra ayuda, el tipo de amor propio y audacia que necesitan para recuperar nuestro país»

Donald Trump no es un político, pero sí un líder que supo cultivar disconformidad o enojo, al tiempo de exaltar el nacionalismo desde el día uno de su campaña hasta los últimos días de su gestión.

Tenía pleno derecho a insultar de forma personal a rivales políticos o a burlarse de ellos en las redes, pero cruzó una línea de la cual no había retorno.

De opiniones a revoluciones.

Las opiniones personales quedan en eso, pero si se amplifican y resultan en levantamientos o revueltas, la reacción es contundente y hasta violenta por parte de la autoridad. ¿Cómo tomar eso por parte del presidente de la nación más poderosa del planeta? Es demencial.

La turba penetró al edificio y no pocos, entre las consignas, señalaban traición hasta del propio vicepresidente al grito de “Hang Mike Pence!“, según reportó Jim Bourg, de Reuters.

Entre los manifestantes, Ashley Babbitt, veterana de la Fuerza Aérea de 35 años de edad, murió a consecuencia de un balazo cuando intentaba penetrar a un área resguardada del edificio. Kevin Greeson, de 55, tuvo un ataque cardíaco porque, aunque no se ha confirmado oficialmente, disparó accidentalmente su taser y recibió una descarga de 50,000 voltios en los testículos. 

Murieron otras dos personas, sin que se sepan detalles de las causas, además de Brian Sicknick la noche del jueves 7 de enero, oficial de policía del Capitolio, a consecuencia de las heridas recibidas por la turba. Han arrestado a 80 personas involucradas.

El punto de no retorno.

No sólo suspendieron al presidente de todas las redes sociales existentes sino a colaboradores cercanos suyos, como Gary Coby, su director de campañas digitales, porque intentó darle su propia cuenta a Trump, o personajes como Michael Flynn, Sidney Powell o Ron Watkins, destacados promotores de la teoría QAnon de conspiración.

Ya no es un tema de ideas políticas y debates estériles en los que izquierda o derecha se acusan de cualquier cosa con o sin sustento: es la semilla de la discordia hecha realidad, la cual puede germinar en sedición y guerra civil.

La llamada Primavera Árabe se regó como pólvora desde Túnez hasta Egipto, desembocando en intervenciones internacionales contra Libia o una intensa guerra civil en Siria. Por supuesto que son otros contextos, pero queda el precedente de la influencia que puede ser ejercida en redes sociales o a consecuencia de éstas. 

¿Pero cómo hablan de conspiración, si el propio sistema político de los Estados Unidos permite la obtención de fondos de forma directa a sus candidatos, o la creación de Comités de Acción Política en la que se pueden hacer donativos mayúsculos? 

Las contribuciones totales a las campañas presidenciales durante el ciclo electoral de 2020 llegaron a la cifra récord de 3,155 millones de dólares, de los cuales una tercera parte correspondió a donativos individuales. La política allá es abiertamente económica y corporativa tanto como de interés colectivo.

La censura a Donald Trump.

Las consecuencias de la libre expresión en redes.

Y si bien Twitter, Facebook, Google y demás gigantes de tecnología son empresas privadas con capital público a través de bolsas de valores, con reglamentos y políticas de privacidad que se acatan desde el momento que uno abre una cuenta, su alcance y naturaleza incide en aspectos sociales o de seguridad nacional.

Ya no es que los empleados de Jack Dorsey, CEO de Twitter, declararan su inconformidad y exigieran suspender la cuenta de Donald Trump: es un rechazo generalizado en el que la libertad de expresión sí tiene consecuencias de alto impacto. Por eso todas las redes sociales se sumaron a la iniciativa, en pos de disipar tensiones y encono.

El saldo de lo ocurrido el 6 de enero en el Capitolio es la indignación de la estirpe política estadounidense y vergüenza. Sara Boboltz, reportera del Huffpost, comentó que la última vez que ocurrió un incidente así fue en 1814, y más de 200 años después, a causa de su propio presidente. 

Las intentonas de pelear por parte de los sectores inconformes van a continuar, por desgracia, aún cuando lo censuren en todas las redes. Además es un país que gusta de las armas e incluso son parte de su propio derecho constitucional. 

Obviamente Mike Pence tenía que confirmar su asistencia a la ceremonia de toma de posesión de Joe Biden, porque además de las fotos del «chamán» con gorro de piel de bisonte y otras ardillas, qué perro oso.

Sí es censura, y tiene un contexto claro. Y no, no van a ir por ti mañana, perfecto desconocido. Si te suspenden a ti es por violar las reglas de la red que usas, no porque seas relevante en la vida pública de un país.