Los que saben

Prohibición de la marihuana: Negocio y prejuicio detrás de la exclusión

¿Cuándo, cómo y dónde comenzó la prohibición de la marihuana?

Hoy estamos jiji, jaja, muy relajaditos, aquí hablando de cannabis, pero antes eso no era posible. En otros tiempos, con la prohibición de la marihuana, este espacio no sería posible de manera pública y a Albornoz y a su servilleta ya les estarían llevando cigarritos al tanque.

Aunque todavía hay miedo y prejuicios, esto ya es posible gracias a la ola mundial de legalización de la planta y a la apertura de mentalidad frente a la misma. Gracias también a su contribución en el campo de la salud, la alimentación, la economía, el medioambiente y un largo etcétera, podemos estar tranquilitos.

Pero, si es que es una planta tan benéfica y aprovechable, ¿por qué se prohibió su consumo y hasta hablar de ella? Acompáñenme a ver esta triste historia.

¿Cuándo comenzó la prohibición de la marihuana?

Cáñamo, un cultivo jugoso

Como vimos en el artículo anterior (les voy a hacer examen), el cultivo de la cannabis ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad y por todo el globo terráqueo.

A finales del siglo XX, en América ya era uno de los cultivos principales, lo que generaba una industria muy competitiva y robusta que le competía fuertemente al algodón. Dato curioso: adivinen quién era el magnate dueño de grandes plantíos de algodón en los años treinta y cuarenta.

Nada más y nada menos que William Randolph Hearst. Sí, ese señor periodista, editor, publicista, empresario, político y grande de la prensa y los medios estadounidenses, fue uno de los personajes más poderosos de la escena política y empresarial de ese país y que «El ciudadano Kane» quiso retratar/parodiar (dicen que nicierto, pero sicierto). Si no la han visto, es un must de la cinematografía.

Los mexicanos pachecos

Bueno, regresando a nuestra materia. En ese contexto histórico, existía una migración importante de mexicanos hacia los Estados Unidos y como es conocido, los estados del sur promovían fuertes campañas hacia los mexicanos y población de raza negra que llegaban (desgraciadamente como lo es todavía) basadas en sentimientos racistas y xenófobos de la sociedad blanca estadounidense.

Así es que cualquier situación negativa se les achacaba (también todavía) a los inmigrantes mexicanos y a la población de raza negra. A los mexicanos se les empezó a asociar con la marihuana como ellos le llamaban a la cannabis.

La realidad es que, sí, comúnmente era fumada entre la clase trabajadora después de largas jornadas de trabajo. (¿Quién no busca algún relajante después de romperse la máuser todo el día? Yo sí me echo mis quiebres a veces, la verdad).

La prensa amarillista y campañas antimarihuana.

Los sentimientos racistas en Estados Unidos iban creciendo y fueron acompañándose de información falsa de la prensa amarillista que comenzó a difundir rumores acerca de los efectos de la marihuana.

Los historiadores de la prensa señalan que este negocio también tenía su propia agenda frente a la cannabis (chequen bien que no le decían hemp o cannabis, no: era «marihuana», de manera despectiva).

Los periódicos dependían de la industria de la madera, particularmente del papel para hacer su producto y ésta era una industria que también competía con la del cáñamo. Adivinen quién también tenía su lanita invertida en este negocio. Claro, don Willy Hearst.

Así, la prensa, en alianza con los intereses económicos, los prejuicios y discriminación hacia los consumidores, comenzó a difundir rumores decían que fumar marihuana provocaba enfermedades mentales y propiciaba que la gente cometiera crímenes. Así, su consumo se comenzó a asociar con la violencia que se presentaba en esa época y comenzó a verse como una droga peligrosa.

Derivado de este entorno, poco a poco empezaron a aparecer leyes en Estados Unidos en contra del uso de la marihuana en cada estado, siendo California el más radical que la catalogó como veneno.

El padre de la prohibición de cannabis: Harry J. Anslinger

Mientras se acusaba a la marihuana de ser veneno, a la par, en esa época, hubo un incremento en el consumo de cocaína y heroína, por lo que el gobierno en Estados Unidos decidió crear el Buró Federal de Narcóticos (el abuelito de la DEA).

El director de este organismo era Harry J. Anslinger, quien estaba determinado a «erradicar el uso de drogas» en Estados Unidos (¿no les recuerda a alguien aquí en México?).

Con la finalidad de «armar un caso» que le diera credibilidad y atención en la prensa, se dedicó a reunir «evidencia» en contra de la marihuana y otras drogas, y para ello tomó como base artículos de nuestro ya conocido magnate y periodista Mr. William R. Hearst.

Había mucha la propaganda en las calles satanizando la marihuana: pósteres, cómics, comunicados de prensa y documentales. Anslinger y el Buró que dirigía, utilizaron toda esa propaganda para crearle a la planta una terrible reputación en el gobierno y en la sociedad.

La propaganda se encargó de satanizar a la planta, con lo que sobrevino la prohibición de la marihuana.

Ciencia contra prensa.

En la prensa era frecuente que se publicaran historias de cómo la marihuana causaba que las personas se tornaran violentas o que incitaba a sus usuarios a suicidarse o que los crímenes los habían cometido consumidores de marihuana.

A pesar de la satanización de la planta es preciso decir que, durante esos años, apenas se empezaban a estudiar los efectos de la planta en la salud humana. En algún momento de la época la Asociación Médica Americana publicó un reporte desmintiendo muchas de las mentiras de Anslinger.

Los historiadores señalan que muchos profesionales médicos se acercaron a él para intentarlo de convencer de que la planta sí tenía propiedades medicinales y que no era la causante de enfermedades mentales tal como él aseguraba.

Todo intento por hacerlo cambiar de opinión fue en vano. Anslinger visualizaba a la ciencia en ese momento como detractora de su agenda contra las drogas.

El último clavo del ataúd para la prohibición de la marihuana.

En la siguiente serie de eventos, el 12 de agosto de 1937, Anslinger y el Buró Federal de Narcóticos presentaron ante el Congreso estadounidense, y cabe señalar que sin aprobación con base en un debate público, el Acta de Impuestos a la Marihuana. Ésta se publicó inmediatamente clasificando a la marihuana como una droga Categoría I (junto con la cocaína y la heroína).

En los inicios de la operación de esta Acta, sólo se le permitía su uso a quien pagara impuestos altísimos, y su uso con fines medicinales e industriales estuvieron muy limitados.

Los historiadores señalan que, a través del acta del 37, se intentó frenar a la industria del cáñamo, pues existía una disputa entre dos poderosas familias dedicadas al negocio de la madera (Willie Hearst, again).

Básicamente, NO se trataba de una cuestión de los efectos de la marihuana como asesino de la juventud o de si su consumo te convertía en criminal: se trataba de una disputa entre quienes distribuían cáñamo y los que producían madera.

¿Quieres? Paga. Y mucho.

Explícitamente, el acta no hablaba de la prohibición de la marihuana, pero los impuestos a pagar por uso y producción de cáñamo eran estratosféricos. Entonces, toda la cadena productiva se encareció de forma desorbitada.

Todos se vieron afectados: no solo los productores-vendedores sino aquellos que la utilizaban de alguna manera. Por ejemplo, los médicos que la utilizaban como anestésico, se vieron obligados a dejar de comprarla porque era demasiado caro hacerlo.

Muchos recurrieron al mercado negro para satisfacer sus necesidades, mientras que otros comenzaron a plantar evadiendo impuestos.

Con la publicación de esta Acta, más que prohibición de la marihuana, se criminalizó su uso a nivel federal, aun cuando se trataba de una ley meramente de impuestos.

Con este envión, otros países emitieron regulaciones prohibitivas que además criminalizaban su uso. Desde entonces, cualquier estudio científico serio acerca de los efectos de la marihuana en la salud fue prácticamente nulificado.

Durante el gobierno del presidente Richard Nixon, en 1970, es cuando llega la verdadera prohibición de la marihuana pues el Congreso de Estados Unidos la aprueba.

Y como en la historia de muchas de las políticas internacionales, es innegable que la política estadounidense «lleva mano» y la regulación de drogas en el mundo no fue la excepción: se vio influenciada directamente y así se generaron prohibiciones estrictas y criminalizaciones en el uso de la cannabis en muchas partes del mundo.

Anslinger luchó ferozmente contra la industria del cáñamo y logró afectarla por muchos años, basado en prejuicios y rumores. Las prohibiciones de drogas alrededor del mundo han permanecido así desde entonces, e incluso en algunos países se han endurecido aún más.

Harry Anslinger, tu visión nos pasó a perjudicar a todos. Gracias. Ya qué. CHATPM.

Les agradezco haber llegado hasta aquí.

Fuentes:

Pérez Ortega, Rodrigo. 2017. La prohibición de la marihuana en Estados Unidos y México, una historia donde la ciencia tuvo poco que ver. Ciencias, núm. 122-123, octubre 2016-marzo, pp. 122-127. [En línea].
Curran, H. Valerie, et al. 2016. “Keep off the grass? Cannabis, cognition and addiction”, en Nature Reviews Neuroscience, vol. 17, núm. 5, pp. 293-306.
Lupien, John Craig. 1995. Unraveling an American Dilemma: The Demonization of Marihuana. Tesis, Pepperdine University, Faculty of the Division of Humanities, Estados Unidos.
Schievenini, José Domingo. 2012. La prohibición de la marihuana en México, 1920-1940. Tesis, Universidad Autónoma de Querétaro, Facultad de Filosofía, México.