Bitácora

El dinero no compra la felicidad. ¡La hace realidad!

6 Mar, 2021

Dicen que el dinero no compra la felicidad, ¿pero y por qué no?

La frase es conocida: el dinero no compra la felicidad. Pero salud, familia, amigos, tiempo, amor o todas las amables ideas que tengan, son circunstanciales: Lo único importante en esta vida es el dinero.

A mí no me digan nada, sino al sistema financiero del que somos partícipes, queramos o no. Uno bastante eficiente, sin duda, gracias al cual es mucho más fácil la conducción administrativa de sociedades y gobierno. Hay abusos, claro, pero mucho mayor equilibrio.

Como primera forma de comercio el trueque pudo funcionar bien en el neolítico, pero conforme crecieron las sociedades dejó de ser eficiente.

Según Heródoto, el reino de Lidia fue el primero en introducir el uso de monedas de oro y plata hace poco más de tres mil años. También el primero en acuñar monedas con símbolos o efigies, además de establecer tiendas de cambio en locales permanentes.

Aunque, por otro lado, ahí está la leyenda de Atlántida, donde seguramente tenían bastante experiencia en eso del dinero mucho antes que los lidios.

Cuando el hippie del espacio propuso eliminar los impuestos.

En el libro Relatos de Belcebú a su Nieto, el protagonista planteó el gran problema que representó para el rey de Atlántida aceptar la idea de quitar los impuestos a sus gobernados, a sugerencia de un visitante de otro planeta.

En esa lógica, si el reino depende de la sociedad, ¿por qué no aportar dinero voluntariamente para la misma? Esa es la medida de la responsabilidad colectiva: quien tiene más, da más. Y el principio sería correcto si se tratara de seres conscientes.

Pero oh, naturaleza humana, como no es así, nadie pagó nada y vino un desastre administrativo que el propio Belcebú tuvo que corregir para ayudar a su amigo, quien asumió la responsabilidad del desastre. Luego vino el hundimiento final de Atlántida en el año 9545 antes de nuestra era, así que tanto esfuerzo para nada.

¿Cuál es el respaldo del dinero?

Respaldar el valor del dinero en oro y plata es desigual porque garantiza pobreza a las naciones que no cuenten con reservas de esos metales.

Así que nuestro dinero es resultado de un pacto social donde todos aceptamos entregar bienes o servicios a otros a cambio de billetes. El respaldo del mismo es la suma de los bienes y servicios de la población, o sea, el famoso PIB.

De ahí la importancia de inversiones en infraestructura como el cancelado NAICM, o de que existan incentivos para que la economía general se fortalezca, que sea más dinámica y brinde ganancias a todos.

Si el gobierno otorga servicios, seguridad social o educación gratuita, todo ello tiene un valor y un costo, siendo cubiertos mediante impuestos. ¿Cómo recaudar más y gastar mejor? Ese es el reto de los que saben del delicado equilibrio de las finanzas públicas y las bendiciones de sociedades productivas o la carga de las subsidiadas.

¿Cuál es su verdadero valor?

Y vuelvo al inicio: dicen que el dinero no compra la felicidad, pero eso es mentira. Lo más importante es el dinero por tratarse del medio para resolver y hacer, individual y colectivamente hablando. Es el mecanismo ideal para establecer acuerdos y para dar valor a las cosas: no sólo se paga por tener, se paga por saber.

La salud, la familia, la educación, el tiempo y hasta morirse. Todo cuesta y qué bueno: es el intercambio más justo y equilibrado que podemos tener entre particulares que podemos elegir.

El dinero es lo que define mejor a las personas: tanto el avaro como el codicioso tienen su atención capturada en él, al igual que el incompetente o el mediocre que lo anhelan o envidian. Si ustedes tienen amor o no, ese es su problema.

La importancia del dinero radica en el uso que le damos nosotros. Si es un aliado de su propia importancia personal o no, si es parte de nuestra libertad o una insalvable esclavitud. ¿Qué es para la sociedad un inútil que vive a expensas del presupuesto público sin tener capacidad de servicio? ¿O un criminal que roba o extorsiona?

El gobierno en todos sus niveles simplemente se encarga de garantizar seguridad, de vigilar los reglamentos y de incentivar el desarrollo económico. De lo demás, la propia sociedad se encarga gracias a la libre competencia. A menos que vivas entre demagogos.

El dinero no compra la felicidad, pero nos define perfectamente.

La mejor definición del dinero somos nosotros.

Este pensamiento de Gurdjieff, autor del libro que referí anteriormente, es contundente. Lo mejor es que no está sujeto a discusión ni opinión alguna: es así, y así será por siempre.

Así es la esencia del hombre:

Por su primer regalo, se arrodilla agradecido.

Por el segundo regalo, te besa la mano.

Por el tercer regalo, te adula.

Por el cuarto regalo, sólo inclina la cabeza.

Por el quinto regalo, ya es demasiado familiar.

Por el sexto regalo, te insulta.

Por el séptimo regalo, reclama que no se la ha dado lo suficiente.