Opinión

Hastío social o la razón por la que todos te caen peor poscovid

Rodearse de personas reduce la depresión, la ira, la ansiedad y la hostilidad, mejora nuestra calidad de vida. El hastío social daña y mucho.

14 Jun, 2021
¡Ah! El hastío social que nos hace tanto daño.

¿Tienes hastío social o todos te cae peor?

Hace poco más de un año éramos otros: aplaudíamos al personal médico de primera línea que luchaba contra el coronavirus y extrañábamos a los compañeros de trabajo. Y, de pronto…hastío social.

El 27 de febrero de 2020 se tuvo conocimiento del primer caso de coronavirus en nuestro país. Para el 16 de marzo, la Secretaría de Salud anunció la implementación de la Jornada Nacional de Sana Distancia como medida preventiva y para muchos eso era casi el fin del mundo.

Dejar de lado aquella cotidianeidad del cafecito en la oficina, los viernes de drinks y los domingos familiares sonaba tristísimo. Y lo fue, por lo menos por algunos meses. Pero a todo se acostumbra uno. Y aquella nostalgia dio paso al hastío social.

Primero fue el miedo y la incertidumbre, seguidos de la ansiedad, mucha ansiedad. Después, el síndrome de la cabaña o la angustia que se experimenta ante la idea de volver a la calle tras el confinamiento. Pero poco apoco hemos ido retomando nuestras actividades y, sin embargo, algo cambió. No estamos conectando con otros, parece que se nos olvidó cómo hacerlo. El hastío social está dificultando esta nueva normalidad.

Hay que soltar

La soledad es tremenda porque podemos acostumbrarnos a ella, volvernos mezquinos y hasta egoístas. Hay que dosificar su consumo, ya que cuando se nos pasa la mano, afecta significativamente a la salud mental. Y es que somos seres sociales por naturaleza, rodearse de otras personas reduce la depresión, la ira, la ansiedad y la hostilidad, mejora nuestra calidad de vida. El hastío social, por su parte, daña y mucho.

Lo sé. Eso de seguir saludándonos sólo con el puño suena muy bien, pero los abrazos tenían su encanto, ¿te acuerdas? No sugiero que nos pasemos «por el arco del triunfo» la sana distancia, pero no nos vayamos al extremo.

Dejarnos llevar por el hastío social solo va a complicar nuestras relaciones. Hay que soltar pensamientos negativos y preocupaciones mientras nos echamos unos huevitos divorciados con esa amiga que no sabe cómo reír bajito. Es importantísimo tratar de volver a esas rutinas que nos sentaban tan bien para recordarnos cómo es que se conecta con otros. Aunque, ojo, tampoco se trata de que andes por ahí conecte y conecte con cuanta persona se cruce por tu camino.

A ser selectivos y cuidarnos de los virus ya aprendimos durante esta larguísima cuarentena y eso sí lo podemos (y debemos) conservar. De ahí en fuera, hay que evitar andar por ahí como quien «comió gallo», evitar a toda costa el hastío social.

Hay gente con la que no hay manera de coincidir, eso es bonito y está bien. Pero si todo el mundo te cae mal, habrá que hacer algo al respecto, por ejemplo, pedir ayuda profesional. Nada que alguna sesiones con algún terapeuta no solucionen.