Bitácora

Qué es un chairo en México y cuáles son sus características

Piensa ¡oh, Patria querida! que el cielo un chairo en cada hijo te dio.

26 Dic, 2020
¿Qué es un chairo en México?

¿Cuál es el origen de la palabra chairo?

Según la Academia de la Lengua Española, la palabra chairo proviene del sustantivo femenino chaira, término que se documenta desde el siglo XVIII. La palabra viene del gallego chaira, cuyos significados son los mismos que en español: «cuchilla que usan los zapateros para cortar la suela» y «cilindro de acero que usan los carniceros y otros oficiales para afilar sus cuchillas.»

Pero sabemos bien que en México tiene diferentes sentidos y con dicha palabra identificamos a personajes que en las redes sociales muestran comportamientos peculiares.

De adjetivo a distintivo

Hace algunos años, el diccionario de mexicanismos registraba la palabra como un adjetivo sinónimo de feo, refiriéndose a objetos mal hechos o de mal gusto. También como un sustantivo: Persona, generalmente joven, caracterizada por provenir de una buena posición social y por ser partidaria de movimientos sociales, como los ecologistas y antiglobalización. Una tercera acepción describe a una persona que es socialmente poco refinada.

Su última definición es como sinónimo de masturbación, en lo que coincide el Diccionario de Modismos Mexicanos de Jorge García Robles. Además, entre dichos modismos, el autor hace referencia a una persona poco convencional, por lo general artesano, que vende su mercancía en puestos ambulantes, comulga con una ideología neohippie, suele fumar mariguana y creer en alguna religión no cristiana.

La irrupción de las redes sociales trajo consigo nuevas definiciones, al punto que incluso es distintivo de orgullo para grupos afines a López Obrador y sus redes de sock puppets: en lugar de renegar del término, se apropiaron de él.

Nuevos significados de chairo en un mundo irrazonable

Antes de 2018 las discusiones contra los chairos fueron motivo de muchas risas, explotando principalmente dos aspectos: su incapacidad de razonar y el enojo real que tenían contra los partidos, la mafia en el poder, etc. Twitter era eso, diversión sin límite.

En una ocasión un examigo me llamó por teléfono para saludar y me dijo: «Oye, tengo que saberlo…¿eres peñabot?» Pocas veces he reído tanto. Sin embargo, luego quedé desconcertado porque se suponía que es alguien preparado. ¿Por qué pasa eso? ¿Por qué alguien con cierta formación y cultura cae tan fácil?

Los aspectos negativos siempre son los más fáciles de aprovechar. Eso mismo llevó al triunfo al ahora presidente en momentos en los que la sociedad respiraba un ambiente de esperanza y cambio positivo. Los cómplices o ingenuos fueron demasiados. 

Tres años después sigue habiendo risas, pero ya no tantas. El público chairo que no esté en nómina o en redes de apoyo al partido oficial, se enfrenta a dilemas que terminaron por barrer con la poca inteligencia que tenían, o acaso la dignidad: hasta lo más absurdo e imposible será justificado.

Qué gran momento para estar vivos. Aún

Aun a costa del bienestar general, esto es personal: es de mí contra ti. Lo que sea y como sea con tal de defender convicciones, a no renunciar a la creencia de que sí, México tiene oportunidad y esperanza. Por eso es tan fácil que un chairo caiga en falsos dilemas. En su incapacidad por entender el mundo y de partir de hechos o pruebas, se entregará a discusiones estériles con supuestos, montándose en logros ajenos con los que se identifican.

Que el PRIAN sigue ardido, que se pongan Vitacilina, faltan 4 años, les duele que, etc. Palabrería conocida de un círculo vicioso que se repetirá por generaciones, con la contraparte explotando en la correspondiente emocionalidad de su desahogo.

¿Pero cómo tendría oportunidad un país tan diverso y complejo como este? Uno con una sociedad infantil, cínica e hipócrita. Mayoritariamente emocionales, poco preparados, somos el lugar idóneo para que fructifiquen dogmas, mitos y leyendas. Sólo con disciplina, orden, leyes y reglamentos, sana administración pública, ciencia, educación y, claro, el bendito neoliberalismo, es posible que un país de ciento veintiocho millones de habitantes funcione y prospere.

Si se señala un camino, el chairo sólo podrá ver el dedo. Porque creen en alguien más, en cualquier idea, menos en sí mismos. Por eso se habla tanto del pasado, para estar presente entre tanta gente sin futuro. Lo mejor de México es su geografía, pero muchas veces lo peor es su gente.