Opinión

¿Quién gobierna? No hablamos de política, sino de usted

Y bueno, ¿quién gobierna? Antes que nada, quiero decirte, amigo chairo, derechairo, apartidistachairo o cualquiera que sea tu filiación política, que este no es un texto de política. No pretende serlo, pero sé que en tu cabeza terminará siéndolo porque si me regalas unos minutos podríamos llevar la reflexión a todos los ámbitos de la vida. Así de profundo quisiera llegar en tu mente.

Recientemente terminé de leer un libro que me regaló @Art_Mowgli, mismo que considero como un muy buen punto de partida para exponer varias de las ideas que quiero compartir. 

El libro «Creo lo que creo» del Dr. Santiago Beorlegui es una muy interesante entrada a ciertos mundos y submundos de las razones y cuentos que nos contamos para hacernos la vida, pues…como nos la hacemos. Porque, ¿qué cree? Nadie, ni el universo, ni sus padres, ni sus maestros, ni su color de piel definen como vive su vida. 

En la vida fácil que a la mayoría nos ha tocado vivir, no nos enseñan mucho del autoliderazgo (liderazgo de uno mismo, no liderazgo automático ni nada similar). Lo vemos a diario en historias de superestrellas del ámbito que más le guste, pero no entendemos la lección o la entendemos tarde. 

A partir de ahora y con estas herramientas, trataré de decantar algunas de estas ideas que, tras conversarlas, analizarlas y confrontarlas (incluso probarlas siendo yo el conejillo de indias), veo que tienen fondo y sustento con el único fin de que usted pueda tomar algo de mi experiencia y lo capitalice en su vida.

Ayúdeme y pregúntese: ¿quién gobierna? No se lo pregunto en sentido político, matrimonial ni de pareja…se lo pregunto en términos de su vida. Hágase el favor de preguntarse:

¿A usted lo hacen enojar o usted elige enojarse?

Y no es retórica, recuerde la última vez que se sintió enojado, furioso o rabioso. ¿Usted eligió enojarse? No ¿verdad? ¿Quién en su sano juicio elegiría enojarse? ¡Cuando usted se enoja, pasan un montón de cosas nocivas en su organismo! Así como lo indica la revista de divulgación científica española Investigación y Ciencia, ¿como para que usted elija enojarse?

Sin embargo, el enojo se gesta a partir de una emoción en su interior que dura menos de un segundo y que usted transforma en un sentimiento que le puede durar años. Ahora bien, usted y nadie más es dueño de sus emociones. Entonces, ¿por qué elige enojarse?

El problema de no ser consciente de algo tan simple es que, sí, usted es dueño de sus emociones pero le otorga el poder a los demás sobre ellas. Usted no gobierna en su vida. Puede elegir quedarse ahí, no tiene nada de malo, sólo no se queje.

Hablemos de usted, de todos, y respondamos sinceramente: ¿quién gobierna?

Todo este verbo no tiene sentido si no pasamos a la acción

¿Tiene miedo de probarlo usted? Pruébelo con sus hijos, ni se darán cuenta, pero usted sí verá resultados. Si tiene un hijo gamer, ayúdeles brindando este ejemplo que me robé de la clase de Mindfulness de mi hija:

1. Sin importar si están tranquilos o iracundos o tristes, vaya y tome el control del videojuego de su preferencia (¡de sus hijos, no el suyo!).

2. Pídales que respiren profundamente y piensen en la última vez que se enojaron o que estuvieron tristes o con miedo.

3. Después, pídales que identifiquen que sintieron en aquel momento (algunos sudan, o sienten calor o frío, dolor o vacío en la boca del estómago).

4. Coménteles ahora que se imaginen que ese control es su centro de mando y que cuando sienten enojo (mismo que podrán identificar por las sensaciones que le compartieron en el punto anterior) es hora de tomar el control y actuar como lo harían en cualquier videojuego.

Verá que la siguiente vez, con sólo hacer referencia al control, cambiará «el juego» en ellos. Sus hijos se concentrarán de inmediato en ubicar el hecho y la solución. Si su hijo es muy pequeño, como la mía, pídales que tomen una hoja y dibujen lo que sienten, en serio, lo hará y se sorprenderá. ¡Además en cosa de 15 minutos vivirán todos en mágica paz!

Alguna vez, mi actual pareja me dijo en un pasillo de vidrio en un piso 14: «¡Toma las riendas de tu vida!». Hoy puedo decirle que un paso dificilísimo para mí fue ese, tomar las riendas de mis emociones y hacer que ellas trabajen para mí y no al revés. 

Hágase un favor y autogobiérnese. Haga lo que le toca y, si puede, ayude a su prójimo sin esperar nada a cambio.  ¡Sea responsable de su vida y pase a la acción!